lunes, 11 de enero de 2010

APORTACIÓN DE RITA TOVAR

CAPITULO 12
PAN INTEGRAL EN VEZ DE CHOCOLATINAS
¿Hay una vida después de la muerte?

En este capítulo el autor sigue desenmascarando los dogmas religiosos con los que la jerarquía ha controlado no solo la vida terrenal del ser humano, sino que se atrevió a ir más lejos, ya que se metió en las cuestiones del alma. (control total).

Como bien se desprende del análisis que sobre el tema hizo el padre Lenaers; si no llevábamos a cabo las “instrucciones” ó “mandatos” que nos imponía la “iglesia”; entonces, en forma automática ya estábamos sentenciados al castigo celestial; al fuego eterno, con el propósito de irnos purificando, pues la Sagrada Escritura y la tradición como dice el propio autor, repiten en todos los tonos que hay realmente otra vida después de ésta, y que la otra es eterna, con juicio y con premio o castigo. ¿Se imaginan el gravísimo daño que tal afirmación ha hecho esto en el ser humano? A mi parecer se le corta toda posibilidad de vivir plenamente en esta tierra, sin una oportunidad para enmendar sus errores, aquí, y sentirse un ser humano igual en su condición con los otros.

Yo pienso que todo este enredo de no querer aceptar la muerte como parte del ciclo da la vida, tiene su fundamento en el gran ego del ser humano, pues como lo ha examinado el Dr. Enrique Martínez Lozano, y otros más, el ego siempre necesita estar alimentado, porque como vacío que es, requiere de apropiarse de algo, con lo cual se identifique, y que mejor manera que creerse inmortal, desde su propia base, por ello la afirmación del autor: “tenemos que deshacernos de la opinión de que sobrevivir a la muerte es de suma importancia y urgencia para nuestro ego.” Debemos caminar en la vida alegres en la presencia de Dios, sin condiciones, o sea, sin considerar que nos va a pasar cuando nos llegue la hora, tengo que aprender a confiar plenamente en el Amor que Dios me tiene, y no vivir con la angustia de querer saber que hay después de esta vida.

Pretender saber el futuro, es no vivir el presente, y los días que transcurren solo serán días inútiles, porque en lo que a mí respecta, no estaré viviendo aquí, ni allá, y entonces, mi tiempo no lo aprovecharé, y solo demostraría que no he entendido el mensaje de Amor que Jesús nos vino a enseñar… sí, el camino hacia el padre, el regreso a nuestra casa.

Tenemos que estar dispuestos a caminar aquí, trabajando primero con nosotros mismos, dándole sentido a nuestra vida, ser fraternos con los demás, y dejar de estar pensando en el futuro, dejar a un lado la mente, para que salga nuestro yo verdadero, y vivir en armonía con la naturaleza de la cual dependemos no solo para vivir físicamente, sino, también la necesitamos para que nos enseñe los ciclos de la vida/muerte/vida, aunque para ello tengamos que sumergirnos en el mundo subterráneo, finalmente siempre contamos con la luz que nos da el Amor incondicional de Dios, así seguramente, la muerte física dejara de preocuparnos tanto.

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