jueves, 12 de noviembre de 2009

APORTACIÒN DE GUSTAVO GÓMEZ

Una pirámide invertida
La «Santísima Virgen y Madre de Dios María»

Como inicio quisiera resaltar que las presentes reflexiones las plasmo en papel una vez comentadas en forma verbal ante mis compañeros en la sesión del día 09 de noviembre de 2009, y por tanto han sido enriquecidas con sus valiosos comentarios y participaciones, mismos que incluyo en diferentes ocasiones a lo largo de los siguientes párrafos.

El tema a revisión y análisis, conlleva en sí mismo revisar el lugar que a lo largo de la historia en los últimos dos mil años se le ha dado a la mujer en el ámbito de la Fe, de la Religión y en sí mismo, dentro de la iglesia.

Uno de los aspectos que me viene a la cabeza al leer el capítulo 10 del Libro de Lenaers, es cómo a lo largo de la historia de la Iglesia, ésta no ha sabido qué hacer con la presencia de la mujer, y pareciera que ha querido alejarla, olvidarla, ignorarla, vejarla, pisotearla, etc., etc., etc., y relegarla finalmente a una sola misión en la vida, que es la procreación de la especie.

Que acción tan corta, miope, baja y ruin de la Iglesia para con la mujer, para con un poco más de la mitad de la población que existe sobre este planeta. Pareciera que gritan a voz sonora, “la religión es para los hombres”, las mujeres no importan.

Una explicación racional no la encuentro, ya que de racional no tiene nada esta actitud tan mezquina de la Iglesia.

Los dogmas, mitos y ritos de la Iglesia están llenos de contradicciones, y para muestra basta solo un botón.

No obstante que uno de los sacramentos de la Iglesia es el matrimonio, y por tanto está consagrado por DIOS, tiempo después y una vez consumada la vida marital, viene felizmente el nacimiento de un bebé, por lo que poco tiempo después lo llevamos a bautizar, y lo primero que nos dice el cura es que le vamos a quitar el pecado original.

Quién los entiende, primero te dan los sacramentos desde el bautizo, confirmación, primera comunión, confirmación y matrimonio, y por tanto ya puedes tener vida marital y realizar la procreación con la bendición de DIOS. Pero resulta que vives en el pecado, porque el producto del amor de la pareja debe de lavarse en el bautismo y retirarle el pecado original. ¡Qué absurdo!

Por otro lado, quisiera entender la actitud de la iglesia, visto desde afuera hacia adentro de la misma.

Algunas reflexiones estrictamente personales me animan a señalar que estas actitudes no son el resultado de diversos análisis de conciencia hacia el interior de la iglesia, sino más bien son el triste reflejo de lo que al interior de la misma acontece.

¿Qué acontece al interior de la misma?, pues tenemos a una iglesia encerrada en sí misma, con dogmas, mitos y ritos de hace dos milenios, con lenguajes obtusos, creyéndose los dueños de la palabra de dios, y a la vez los únicos transmisores de la misma, dueños de la verdad, con una incapacidad total para hablar sobre sexualidad, la cual por cierto, es un tema importantísimo en la sociedad actual, y para rematar, con ministros célibes, entre otros.

Como podrían estos personajes con tantas y tantas “virtudes”, darle su verdadero lugar a la mujer a lo largo de la historia. Respuesta: Imposible

Como esperar respuesta a tu iniciativa de diálogo, a tus peticiones, razonamientos y planteamientos razonados y razonables, si para empezar no te escuchan, si son dueños de la verdad y de la palabra de Dios. Es solo un monologo disfrazado de dialogo. El camino es el dialogo, no el enclaustramiento de la palabra y la razón.

Ahora entremos al tema de María tomando en consideración lo ya señalado con anterioridad.

Como esperar que María tenga un lugar digno, y que esté íntimamente ligado a su importancia, si la mujer no tiene prácticamente valor para la curia eclesiástica.

Sin embargo y tal como lo establece Lenaers en el artículo, a María se la ha vivido como el complemento femenino del Dios-Padre, a quien se lo siente masculino, estricto y generador de angustia. Sin duda que esta imagen es una deformación de la verdadera imagen cristiana de Dios y ciertamente eso no viene del espíritu de Dios, sino que es el fruto de una estrechez comprensible y perdonable de la psiquis humana. La huida colectiva de la piedad popular hacia María se decantó pronto en la liturgia, y no sólo en la católica romana.

Asimismo, Lenaers no dice que María pareciera ser tributaria de un elemento estructural de la Iglesia: es decir que ella, desde hace más de 15 siglos está siendo administrada por hombres célibes que tienen una necesidad, al menos inconsciente, de tener un objeto femenino al que venerar. Pero el celibato levanta una barrera frente a la mujer de carne y hueso, no así frente a una que mora en los cielos. La feminidad sublimada que se encontró en la «Virgen María» que vino a colmar ese vacío sin dejar rastros ni sentimientos de culpa. Su veneración podría incluso dar la impresión de estar levantando al alma hacia las alturas santas.

Es así que a lo largo de 15 siglos se venera a María, sin embargo y para variar, coloca la Iglesia a María, muy pero muy lejos de la mujer terrenal, ya que le concede una serie de “atributos”, tales como la madre de dios, concepción virginal de Jesús y la extensión virginal en el parto y post-parto, concepción inmaculada y finalmente su asunción «en cuerpo y alma» a los cielos.

Que mujer puede siquiera acercarse a ser como María, ya que es inalcanzable y sobre todo está muy lejana a cualquier mujer sobre la tierra.

La propuesta de Lenaers al respecto es muy sana, pero sobre todo nos permite ver en María a una mujer terrenal cuya mayor virtud es haber procreado junto con José, al ser mas excepcional que ha pisado la tierra, y como dijera Amalín, que virtudes tendrían los dos como padres y sobre todo que clase de pareja serían para haberle entregado al mundo a este ser humano de excepción.

Tenemos en este punto un filón de oro que tenemos que revisar en un futuro, para al menos darnos una idea sobre la humanidad de María y José como personas y como pareja. En ese entonces ni pensar en Desarrollo Humano u otras herramientas para el crecimiento personal; entonces la pregunta sería, ¿Cómo le hicieron?
¡O es como dice la Iglesia, fue por obra del Espíritu Santo!

Para cerrar mi reflexión, quisiera reafirmar lo señalado en mis comentarios a Capítulos anteriores, el Cristianismo debe de pavimentar el camino de Fé para ir hacia EL.

El Cristianismo debe llenar las aspiraciones del mundo de hoy, para entregarnos libertad, paz, alegría por la vida, amor, plenitud, felicidad, trascendencia, comunicación, sensibilidad, etc; todo aquello que no se encuentra a la vuelta de la esquina, sino todo aquello que solo encontramos en DIOS.

Ya que esto no es así, estamos en el proceso de apertura de nuestro propio camino de Fe en comunidad y lo estamos trazando más recto y con una meta perfectamente definida, la cual puede observarse desde el punto de partida.

¡Y que la Iglesia continúe entregando solo misas los domingos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario