Envío mis relfexiones al capítulo 13 escritas antes de nuestra sesión de ayer. A la luz de lo que empezamos a comentar ayer, haré las reflexiones del siguiente capítulo.
OTRO CRISTIANISMO ES POSIBLE – LENAERS
CAPÍTULO 13
Los Sacramentos nos dice Lenaers, son signos rituales de un “encuentro con la profundidad divina que nos atrae hacia ella” son “signos cargados con fuerza expresiva y creativa” que hacen visible este encuentro y unión con lo divino. Los rituales y ceremonias creados en etapas de la humanidad en las que parecía haber una capacidad de conciencia más amplia y sensible, tenían esta función y propósito, tanto en nuestra religión como en muchas otras.
Las personas, como seres que nos revelamos en esta realidad espacio temporal, al manifestar nuestra naturaleza hacemos uso de las herramientas materiales y espirituales que nos conforman y es así que estos ritos son creados al cargar de espiritualidad símbolos y acciones espacio-temporales.
De esta forma fueron tomando forma Los Sacramentos, pero estos, como en cualquier práctica o manifestación religiosa no pueden concebirse ni ejercerse de manera independiente a la comprensión de lo Divino y lo Humano. Así es que en el proceso de deterioro que han venido teniendo en nuestra religión católica los vínculos con el amor divino, igualmente los Sacramentos así como muchos otros ritos en nuestra religión, han adquirido hoy en día un rol escenográfico y decorativo en la vida de las personas, que refleja la cultura que hemos construido particularmente en el mundo occidental, marcados por la orientación civilizadora de la humanidad en torno a los avances tecnológicos e industriales en búsqueda de la eficiencia en el bienestar y el estatus personal.
¿Será que hemos ido perdiendo como especie humana la capacidad de consciencia que se tuvo en una era de la humanidad en la que diferentes culturas fueron capaces de dar cabida a la comunicación con aquello que nos trasciende?
Por otro lado, no podemos ni debemos tampoco despreciar todo aquello que el pensamiento y la civilización occidental ha traído consigo. Si estamos de acuerdo en la maravillosa premisa que Lenaers propone en el capítulo anterior diciendo que “somos una chispa de la forma como Dios se expresa a sí mismo” entonces tendremos que asumir las implicaciones que de esto se desprende: si somos expresión de Dios, toda creación humana debe ser consecuencia de este impulso creador de Dios. Somos co-creadores con Dios, la creación humana es la materialización y la manifestación de la energía amorosa de Dios. ¿Será ésta otra forma de dar cabida a la comunicación con aquello que nos trasciende?
Podemos proponer, que tanto la sabiduría espiritual y sensible de las antiguas civilizaciones y de las culturas orientales así como el acto creador en el desarrollo tecnológico, científico e industrial de occidente son diferentes y complementarias expresiones de la vasta sabiduría Divina.
De alguna manera podríamos inclusive proponer que todo acto creador y toda acción humana que surge y se orienta a la sabiduría, bondad y la belleza - ya sea a través de la creación de cuerpos espirituales enmarcados por los rituales de las diferentes religiones, o bien a través de las artes, la música, y manifestaciones culturales, así como también a través de los cuerpos científicos y tecnológicos desarrollados por la cultura occidentales- son o debieran ser en un amplio sentido actos “sacramentales”.
Etimologicamente la palabra sacramento en su traducción del griego al latín significa 'instrumento para hacer santo'.
Así, todo nuestro ser, todas nuestras acciones, nuestro creaciones, y nuestro actuar en cualquier orden, deberían ser instrumentos para hacernos santos, es decir instrumentos para expresar al amor de Dios a través de nuestra existencia, para volcar a la realidad humana lo más sublime de nosotros mismos que no es sino la forma que Dios toma a través de nosotros. Nuestras acciones, nuestro trabajo, nuestras creaciones deberían ser sacramentos.
Una imagen que me sirve como metáfora para entender la esencia humana es la de una escala, gama o espectro de luz o de color que va de lo más luminoso a lo más obscuro o de los blanco a lo negro. En lo particular no concibo la sustancia humana como un vínculo profundo de la materia y el espíritu, a mi entender la materia y el espíritu son lo mismo, son la misma realidad pero manifestada en diferentes puntos de la escala, es decir una realidad que transita y se manifiesta en las diferentes dimensiones (o puntos de la escala) que la componen.
Como lo concibo, es que el ser humano es una manifestación del ser, en el centro de la escala, que se muestra a sí mismo en la dimensión espiritual y la dimensión material simultáneamente con igual carga, y por lo tanto accede a lo material y a lo espiritual y es capaz de traducir lo espiritual a lo material en sus creaciones orientadas al bien y la belleza y es capaz también de traducir lo material a lo espiritual construyendo bondad y belleza.
Es por esto que si queremos caminar hacia la expansión de nuestra consciencia y el crecimiento de nuestro ser, toda nuestra vida, todos nuestros actos deberían ser una manifestación del encuentro con la profundidad divina, en nuestra vida cotidiana debemos hacer visible este encuentro con lo divino. Probablemente todas hemos conocido personas católicas y no católicas que sus vidas son sacramentales, cuyos actos y palabras y forma de vida son continua revelación de esta profundidad divina, en su actuar día con día, por la capacidad de vínculo que tienen con lo trascendente. Este ha sido tal vez el mensaje fundamental de los iluminados de todas las religiones, que como seres humanos debemos invadir nuestra realidad material con la espiritual para hacer de nuestra existencia no una realidad escindida sino un camino pleno de encuentro con el amor que abarca también nuestra realidad material.
De igual forma y simultáneamente al trabajo personal sobre los actos sacramentales en los que deberíamos crecer cotidianamente, debemos también re dimensionar los Sacramentos especiales como actos rituales propuestos dentro de la comunidad católica, así como algunas celebraciones. La celebración de los Sacramentos, ha generado varias actitudes dentro de la comunidad católica: por un lado, un grupo de gente se relaciona con ellos con una adherencia literal y de tipo bancario, en dónde lo importante es la práctica del ritual externo con el fin de “abonar a la cuenta personal” méritos para el acceso al Paraíso. Por otro lado, otro grupo de gente elige vivir aquellos que les confieren un estatus social como actos escenográficos que decoran la vida personal a los ojos de otros. Un grupo más de personas huyendo del yugo de la religión católica en la que fueron formados, los rechazan por considerarlos actos vacíos y sin significado real alguno, prefiriendo no adherirse a ningún tipo de rito comunitario ni religioso.
Por esto, es urgente el re-dimensionar los Sacramentos y las celebraciones católicas en el contexto de la teonomía, comprendiendo de fondo que, las celebraciones y los ritos son en sí el lenguaje con el que el hombre y lo Divino se comunican y se funden uno con otro. Es la manera de hacer visible nuestra unión con Dios. Son actos de comunión de la experiencia sensorial con la experiencia espiritual. Por esto los Sacramentos deben ser vividos en su significado profundo desvinculándolos del estatus social y decorativo aunque no por esto debemos condenar sino al contrario cultivar el carácter de celebración y alegría festiva que implica el estar juntos, el estar con otros en este vínculo y esta presencia en lo Divino.
El carácter comunitario que tienen diversos Sacramentos en nuestra religión potencia la posibilidad de nutrir nuestro ser para desarrollar esta amplia conciencia que invada nuestra vida cotidiana. Los Sacramentos, en este sentido, son símbolos que nos reúnen, que nos debieran comunicar íntimamente a unos con otros en la alegría plena con la unidad que nos trasciende, y volcar así esta unidad a nuestro día con día. Deberíamos entonces, vivirlos como eventos plenamente humanos en los que nos vertimos al encuentro de todos en unión con lo divino.
sábado, 20 de febrero de 2010
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UY PATY¡¡ QUE NOS HAS DEJADO BOQUIABIERTAS, QUE PARTICIPACIÓN TAN PROFUNDA Y PRECISA... MUCHAS GRACIAS¡¡¡¡
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